Un crucero por el río Duero es el momento de postal definitivo de Oporto, un perezoso deslizamiento entre seis puentes emblemáticos, fachadas de azulejos y bodegas de vino de Oporto que resplandecen doradas al atardecer.
Tanto si estás en un barco rabelo tradicional ** siguiendo la ruta de los mercaderes como en un yate al atardecer** brindando con nuevos amigos, ésta es la ciudad en su estado más soñado. Hay cruceros de todos los sabores, desde cortos bucles de 1 hora hasta aventuras de un día entero que llegan hasta Pinhão.